Los NFT ya no son solo imágenes pixeladas con precios astronómicos. En España, la conversación sobre arte digital se ha sofisticado y ha incorporado elementos como trazabilidad, nuevas economías para creadores y tecnologías que aseguran la autenticidad de cada obra. Lejos del hype de 2021, el mercado hoy se reconfigura como una industria más estable, con artistas, galerías y casas de subastas aprovechando el potencial de los coleccionables digitales.
El crecimiento también es palpable en Latinoamérica. Según NonFungible.com, el volumen global de operaciones de NFT vinculados al arte digital registró más de 80 millones de dólares entre julio y septiembre de 2025, lo que representa un alza de 17% respecto al trimestre anterior.
Parte del auge proviene de ferias especializadas como Art Basel o eventos híbridos como NFT Show Europe, que validan el cruce entre arte y tecnología con propuestas serias.
Nuevas lógicas para coleccionar NFTs
Las reglas del juego están cambiando. En lugar de especular con reventas rápidas, los nuevos coleccionistas priorizan la procedencia de la obra, el contrato inteligente que la respalda y su integración con mundos virtuales.
Del mismo modo, creadores como Gala Mirissa y plataformas como MakersPlace o Objkt están renovando el concepto de galería. Aquí, las obras no solo se exhiben: se programan, evolucionan y se adaptan al dispositivo o entorno desde el que se visualizan.
La tecnología blockchain permite certificar cada token como único e irrepetible, lo que consolida una economía descentralizada para artistas digitales que históricamente han carecido de modelos de monetización sostenibles.
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