El mercado digital sintió un nuevo zarpazo cuando el pánico cripto volvió a imponerse: Bitcoin cedió con fuerza y llegó a negociarse por debajo de los 105 000 dólares, en medio de un ambiente de incertidumbre global, salidas masivas de capitales y una ola de liquidaciones concentradas.
La caída no provino de un solo factor, sino de una confluencia: primero, múltiples inversionistas ajustaron sus posiciones luego de anticiparse a tensiones macroeconómicas. Después, se activaron órdenes automáticas de liquidación que amplificaron el movimiento bajista. Por último, la presión sobre los ETFs cripto y la fuga de capitales fortalecieron la caída técnica, generando un efecto cascada.
Pánico cripto y dinámica de salida de capitales
Cuando un mercado convive con exposición apalancada, cualquier chispa basta para encender la reacción inversa. En este tramo, cada retroceso moderado activó más cierres automáticos, derribando precios aún más rápido. Las estrategias defensivas en derivados poco protegieron ante la sincronización entre algoritmos de venta.
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La migración de fondos hacia activos de menor riesgo —stablecoins, oro digital o valores tradicionales— reforzó la fuga. Muchos operadores prefirieron encerrar capital o recortar pérdidas ante señales mixtas. Dentro del contexto, el cripto dejó de actuar como refugio alternativo; se convirtió nuevamente en sensor inmediato de crisis globales.
