El autor de Padre Rico, Padre Pobre, Robert Kiyosaki, acaba de sacudir al ecosistema cripto desde Estados Unidos: vendió parte de su bitcoin. Sin embargo, lejos de alejarse de los activos duros, ha redirigido su estrategia hacia una jugada que muchos en Wall Street están observando con atención.
La decisión de Kiyosaki no fue impulsada por falta de confianza en Bitcoin. De hecho, el autor sigue apostando por la criptomoneda a largo plazo. Su cambio táctico responde a una oportunidad: está acumulando más oro antes de que alcance, según él, los 3,000 dólares por onza. Actualmente, el precio ronda los 2,100 dólares, con una tendencia alcista que podría reforzar su predicción.
Bitcoin, oro y la tensión geopolítica
Kiyosaki insiste en que la economía global está en riesgo. Cita como factores la inflación en Estados Unidos, las tasas de interés elevadas y el creciente endeudamiento público. En ese contexto, Bitcoin sigue siendo, para él, una herramienta de protección a largo plazo. Pero en el corto plazo, ve en el oro físico una oportunidad concreta.
Mientras tanto, el precio del bitcoin superó los 37,000 dólares a finales de agosto de 2025, impulsado por el apetito institucional y la expectativa de una posible aprobación de nuevos ETFs en el mercado estadounidense. Aun así, Kiyosaki ajusta su portafolio, convencido de que diversificar en activos reales es clave ante un sistema que, en sus palabras, “está colapsando”.
Aunque su venta fue parcial, el mensaje es claro: incluso los defensores de bitcoin como Kiyosaki saben moverse tácticamente cuando se trata de preservar valor.









