La industria de los cripto-casinos ha crecido a un ritmo sorprendente. En 2024, el ingreso bruto por juegos (GGR) de estas plataformas superó los 81 mil millones de dólares, una cifra cinco veces mayor a la registrada en 2022 según datos de Yield Sec. Este salto coloca a las casas de apuestas basadas en blockchain como un competidor real frente a operadores tradicionales.
El acceso rápido, sin intermediarios financieros y con requisitos mínimos de verificación, se ha convertido en un imán para millones de usuarios. Los jugadores pueden apostar utilizando criptomonedas sin exponer su identidad, un elemento que otorga libertad en mercados donde las apuestas en línea tienen restricciones o prohibiciones. La posibilidad de mover fondos en segundos y sin límites también ha ampliado la base de usuarios.
Stake, Rollbit y Roobet lideran el sector con operaciones registradas en jurisdicciones como Curazao y Malta. Stake, por ejemplo, reportó un GGR de 4 700 millones de dólares en 2024 y cuenta con una comunidad que supera los 25 millones de usuarios activos. Estas cifras muestran cómo el modelo cripto logra penetrar en segmentos que buscan experiencias rápidas, globales y menos reguladas.
Riesgos asociados al modelo
El crecimiento acelerado plantea preocupaciones. Autoridades y expertos alertan sobre el riesgo de lavado de dinero, ya que la opacidad de las transacciones dificulta el rastreo. Además, la ausencia de controles estrictos de edad y gasto expone a jugadores jóvenes y a perfiles vulnerables a dinámicas de apuestas compulsivas.
La volatilidad de las criptomonedas, por otra parte, intensifica la conducta de riesgo; los usuarios tienden a apostar más en periodos de euforia y a duplicar jugadas en escenarios de pérdida.
Un fenómeno en expansión
De acuerdo con estimaciones recientes, los cripto-casinos ya representan cerca del 25 % del mercado global de apuestas en línea, un porcentaje que ilustra la magnitud de su penetración y la velocidad con la que esta modalidad está transformando la industria.
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