El efectivo no se rinde en México. Aunque los pagos digitales y las fintech ganan popularidad, el uso de billetes y monedas sigue siendo dominante en amplios sectores del país, especialmente entre la población sin acceso bancario y en economías locales.
Según datos recientes de Banxico, más de 91% de los adultos mexicanos aún usan efectivo de forma regular. Esta tendencia persiste incluso con el crecimiento de transferencias inmediatas vía CoDi, SPEI y apps financieras que ofrecen experiencias rápidas, intuitivas y sin comisiones.
En zonas rurales o con baja penetración bancaria, el efectivo no solo es opción, es necesidad. Cerca de 40 millones de personas en México carecen de cuenta bancaria activa, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2024. Ahí, el efectivo garantiza acceso inmediato al intercambio económico, sin necesidad de conexión a internet o dispositivos móviles.
La inclusión financiera sigue siendo desigual
Además, muchas microempresas y trabajadores informales aún operan exclusivamente con efectivo, tanto por desconfianza en los sistemas digitales como por evitar comisiones. A esto se suma la preferencia cultural por el control tangible del dinero.
Las soluciones como wallets, criptomonedas y pagos QR avanzan a pasos firmes en sectores urbanos y entre usuarios jóvenes. Sin embargo, la transición no es homogénea. De hecho, el propio Banco de México reconoció en octubre 2025 que el efectivo mantiene una función crítica para la estabilidad monetaria y la resiliencia económica.
Aunque los pagos digitales ya superan los 600 millones de operaciones mensuales, el 70% del valor total de las transacciones de bajo monto sigue haciéndose en efectivo, según cifras del sistema bancario.









