Varios analistas coinciden en que el reciente crash del mercado cripto no fue un simple desplome por factores externos, sino el resultado de maniobras coordinadas entre exchanges y grandes traders. En solo 24 horas se liquidaron más de 19 mil millones de dólares en posiciones apalancadas, alimentando las sospechas de una intervención deliberada para provocar el colapso.
De acuerdo con distintos especialistas, cerca del 90 % de los operadores estaba posicionado en largo cuando los precios comenzaron a ceder. A partir de ese punto, una caída mínima habría bastado para detonar una cascada automática de liquidaciones. Tokens con retrocesos de hasta el 80 %, órdenes cerradas a cero y reinicios totales de cartera marcaron una jornada de pánico. Para algunos, no fue casualidad: “alguien apretó el botón”, sintetizó un analista del sector.
Manipulación cripto y prácticas ocultas
El debate se centra en el modelo B-Book que adoptan ciertos exchanges. En este esquema, las operaciones no se envían al mercado real, sino que se compensan internamente dentro de la plataforma. Cuando los usuarios pierden, el exchange gana. Con ese incentivo, una caída repentina puede representar una oportunidad de beneficio estructural.
Aunque la escalada arancelaria entre Estados Unidos y China fue señalada como detonante externo, muchos expertos creen que solo sirvió de cortina para justificar un movimiento premeditado. La manipulación cripto, según ellos, se apoyó en liquidez controlada y algoritmos sincronizados para forzar ventas masivas.
Este episodio vuelve a poner sobre la mesa preguntas de fondo: ¿cuán transparente es el mercado de activos digitales? ¿Hasta qué punto los grandes jugadores —con acceso privilegiado a datos y sistemas— pueden influir en la dirección del mercado? Si este artículo te está gustando, podrías leer: cómo las auditorías blockchain intentan detectar manipulación oculta en exchanges.
La magnitud del crash fue abrumadora: se estima que más de 19 mil millones de dólares en contratos fueron liquidados en un solo día, afectando principalmente a traders minoristas. Este hecho refuerza la urgencia de marcos regulatorios más claros y mecanismos de vigilancia independientes dentro del ecosistema cripto.
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