La apuesta por stablecoins dejó de ser promesa y comenzó a integrarse en la banca tradicional. Mastercard anunció la incorporación de USDC y EURC como opción de liquidación para adquirentes en Europa Oriental, Medio Oriente y África, en alianza con Circle. La medida se presenta como un avance hacia la convergencia entre dinero digital programable y el sistema financiero convencional.
Los primeros en aprovechar esta infraestructura son Arab Financial Services y Eazy Financial Services. Ambas instituciones buscan optimizar costos y tiempos en operaciones de alto volumen, al reemplazar procesos tradicionales con liquidaciones inmediatas en stablecoins. Este cambio fortalece la estrategia regional de acelerar la digitalización financiera con respaldo regulatorio.
Transformación del sistema de pagos
La colaboración incorpora herramientas como Multi Token Network y Crypto Credential, que fortalecen seguridad y cumplimiento normativo en las transacciones. Además, Circle destaca que USDC ahora se consolida como un instrumento de liquidez global, útil tanto en comercio electrónico como en operaciones transfronterizas.
En contextos donde transferir 200 dólares puede costar más de 8 % en comisiones, las stablecoins reducen la tarifa a casi 5 %. Este diferencial cobra especial relevancia en países que dependen de remesas para sostener su economía.
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Impacto regional y visión de futuro
Los analistas destacan que esta integración permite a comerciantes y adquirentes operar con mayor previsibilidad financiera, sin exposición inmediata a la volatilidad cambiaria. En consecuencia, los pagos digitales se vuelven más competitivos y abren espacio a nuevos modelos de negocio.
Por otro lado, Mastercard asegura que la infraestructura tecnológica habilita casos de uso que incluyen pagos B2B, liquidaciones entre bancos y compensaciones a trabajadores independientes. Esta visión apunta a una economía digital que migra hacia monedas estables respaldadas y auditadas.
El dato clave lo aporta el Banco Mundial, al estimar que los flujos globales de remesas superaron los 860 mil millones de dólares en 2024, cifra que refuerza la relevancia de optimizar cada transferencia.









