Ni el oro ni el dólar. En medio de tensiones geopolíticas, inflación persistente y desconfianza institucional, Bitcoin gana terreno como activo refugio entre generaciones jóvenes y países con economías inestables, particularmente en América Latina.
Mientras el oro sigue siendo el resguardo tradicional ante crisis, Bitcoin emerge con ventajas propias: portabilidad global, emisión limitada de 21 millones de unidades y resistencia a censura. Esa combinación ha disparado su uso como refugio de valor tanto entre inversores retail como institucionales. Desde octubre de 2025, plataformas como Grayscale y BlackRock intensificaron sus apuestas por BTC, consolidándolo dentro de portafolios que históricamente excluían criptoactivos.
Bitcoin como reserva de valor en economías inestables
Además, gobiernos con monedas locales altamente devaluadas, como el de Argentina o Venezuela, han visto un incremento exponencial en la adopción de Bitcoin como alternativa de resguardo ante la pérdida constante del poder adquisitivo. En El Salvador, donde el BTC es moneda de curso legal desde 2021, el gobierno ha defendido la criptomoneda como pilar de su política económica a largo plazo, incluso durante caídas prolongadas de precio.
Del mismo modo, el acceso a soluciones DeFi y wallets no custodiales ha facilitado que millones de personas sin cuenta bancaria almacenen valor en BTC, con menos fricción que los sistemas financieros tradicionales. Según datos de Chainalysis, la adopción en mercados emergentes creció más de 25% durante los últimos 12 meses.
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