Una revolución silenciosa está transformando a Estados Unidos, uno de los mayores centros globales de minería de bitcoin. Compañías emblemáticas como CoreWeave y Hut 8 están reconvirtiendo sus instalaciones para alimentar el crecimiento de la inteligencia artificial, especialmente en segmentos como el entrenamiento de modelos generativos.
La razón no es ideológica, es económica. Desde octubre de 2025, múltiples granjas de minería en Texas y Dakota del Norte han reducido drásticamente su actividad con criptomonedas para enfocarse en proveer capacidad de cómputo a clientes como Microsoft o Amazon Web Services. El cambio de paradigma está motivado por un diferencial de ingresos: alquilar GPUs para IA puede ser hasta 5 veces más rentable que minar bitcoin con la misma infraestructura.
Por otro lado, el reciente halving de abril impactó de forma directa los márgenes de los mineros. Con menos BTC por bloque y una red más competitiva, las operaciones menos eficientes enfrentan dificultades para sostenerse. En este nuevo escenario, la reconversión a IA aparece como un salvavidas lógico.
Minería cripto pierde protagonismo ante el boom de la IA
La tendencia no es menor. Según datos de Luxor Technology, más del 18% de los centros de datos utilizados para minería en EE. UU. han iniciado procesos de transición total o parcial hacia la IA. Algunas, como Applied Digital, han redoblado su apuesta: además de abandonar la minería, planean construir nuevos centros exclusivamente para IA en 2026.
Este giro estratégico también se alinea con la creciente presión regulatoria en el sector cripto y el incentivo estatal para atraer inversiones tecnológicas de IA. A diferencia del ecosistema bitcoin, los proyectos de inteligencia artificial suelen recibir mayor apoyo institucional, acceso a financiamiento y beneficios fiscales.
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