Un experimento en Países Bajos con fondos de pensiones abrió la puerta a una idea disruptiva: blockchain no solo funciona como registro financiero, también puede convertirse en la infraestructura definitiva para identidad digital. La prueba consistió en usar esta tecnología para gestionar los datos de jubilación de miles de trabajadores, con el objetivo de reducir costos administrativos y aumentar la transparencia.
Los resultados evidenciaron que blockchain permite verificar información sensible sin necesidad de intermediarios tradicionales. En consecuencia, las gestoras de pensiones neerlandesas identificaron que la misma arquitectura podría aplicarse en validación de identidad para otros sectores, desde salud hasta educación.
Blockchain como identidad verificable
El experimento mostró que la descentralización ofrece un beneficio clave: cada usuario conserva el control de sus datos personales y decide en qué momento compartirlos. De igual manera, se elimina la duplicación de procesos burocráticos, lo que agiliza trámites que en Europa suelen tardar semanas.
Además, expertos consultados destacaron que la implementación en fondos de pensiones europeos es un caso que podría replicarse en otros países, siempre que exista coordinación con autoridades regulatorias. La identidad digital basada en blockchain permitiría integrar distintos servicios públicos y privados bajo un mismo estándar.
Un futuro más allá de lo financiero
La experiencia neerlandesa reavivó un debate global: blockchain no es únicamente un instrumento para pagos o criptoactivos. Su capacidad de validar identidad abre un mercado mucho más amplio, donde gobiernos y empresas buscan soluciones seguras frente al robo de datos.
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El interés regulatorio en Europa marca una diferencia frente a otras regiones. La Comisión Europea ha impulsado desde 2024 iniciativas para desarrollar marcos de identidad digital confiable, con el objetivo de integrarlas al ecosistema de la Unión.
Según cifras publicadas en agosto de 2025, Países Bajos administra más de 1.6 billones de euros en fondos de pensiones, lo que convierte a este sector en uno de los más grandes del continente y un terreno ideal para probar soluciones de identidad digital a gran escala.
