Una nueva tensión cripto-política sacude el tablero geopolítico. China acusó públicamente a Estados Unidos de apropiarse de 94.6 mil BTC, equivalentes a más de 13.200 millones de dólares, vinculados a un hackeo masivo ocurrido en 2020. El señalamiento se centra en la incautación realizada por el Departamento de Justicia de EE. UU., que, según Pekín, no fue debidamente comunicada ni justificada en términos legales internacionales.
El cruce comenzó tras la publicación de un informe del canal estatal chino CCTV, donde se afirma que el gobierno estadounidense se quedó con fondos robados del exchange asiático Banq, hoy desaparecido, sin devolverlos a sus supuestos propietarios. El documento subraya que los BTC fueron transferidos a carteras gubernamentales sin un proceso judicial transparente.
Bitcoin hackeado y la narrativa en disputa
Del mismo modo, el reporte alude a una serie de transferencias rastreadas por analistas on-chain que coinciden con la incautación anunciada por EE. UU. en abril de este año. Aunque Washington sostiene que los BTC fueron recuperados como parte de una operación contra delitos cibernéticos, la narrativa china sugiere que se trató de una expropiación encubierta.
Por otro lado, la comunidad cripto global reacciona dividida. Algunos defienden la intervención estadounidense como un golpe contra el crimen digital, mientras otros alertan sobre la posible politización de los activos incautados. El dilema refuerza el debate sobre la soberanía digital y la custodia de fondos descentralizados.
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